Un nuevo enfoque para explorar el arte antiguo americano
Laura Filloy Nadal, arqueóloga, curadora y restauradora mexicana de 58 años, ha trabajado desde 2022 en la renovación del Ala Michael C. Rockefeller del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (MET), que reabrirá el 31 de mayo de 2025 tras una remodelación de cuatro años. Este espacio, que inicialmente se inauguró en 1982, alberga más de 1.800 piezas de África subsahariana, Américas y Oceanía, abarcando desde el año 3000 a.C. hasta la actualidad. Hasta 2021, la sección dedicada a América no había sufrido cambios significativos, pero ahora se adapta a los nuevos descubrimientos y perspectivas del arte antiguo.
Un cambio de perspectiva en la narrativa
Filloy Nadal y la curadora Joanne Pillsbury han diseñado un recorrido que desafía la visión tradicional de las Américas. En la sala principal, un mapa interactivo gira 180 grados, presentando el continente desde otra orientación. “Es parte del discurso… tú puedes ver el mundo desde la posición que tú la quieras ver y es precisamente eso lo que nos permite entender”, explicó Filloy Nadal. El objetivo es mostrar cómo los pueblos se han comunicado, interactuado y trascendido fronteras a lo largo de la historia.
Teotihuacán, precursor de la diversidad de Nueva York
El recorrido comienza con la ciudad de Teotihuacán, destacada como un centro pluriétnico y multicultural donde convivían personas provenientes de distintas regiones de Mesoamérica. “Teotihuacán era esa ciudad pluriétnica y multicultural que hoy es Nueva York”, afirmó Filloy Nadal, señalando cómo este legado histórico se refleja en la diversidad actual de la metrópolis neoyorquina, donde el 27% de la población es latina.
Objetos que cuentan historias de intercambio y migración
Entre las piezas seleccionadas, destaca un lebrillo de fondo plano con un águila bicéfala, fabricado en Puebla entre 1680 y 1700. “En una sola vasija tenemos todo el mundo global del siglo XVI”, explicó la curadora, resaltando la fusión de influencias árabes, europeas y nativas en una sola obra. Otra pieza emblemática es un colgante de jade con forma de tucán, elaborado entre 300 y 700 d.C. en lo que hoy es Costa Rica, que muestra el comercio y el valor de los materiales en el mundo prehispánico.
La metalurgia como símbolo de innovación
La exposición también incluye una máscara funeraria de la cultura lambayeque, fabricada entre 900 y 1100 d.C., que ilustra el dominio de técnicas metalúrgicas que superaban en muchos aspectos a las de Europa en ese momento. “Este dominio de las técnicas que en Europa tardaron mucho más en dominar, por ejemplo, las mezclas y aleaciones entre metales, es impresionante a nivel de innovación de la metalurgia”, señaló la curadora.
Los textiles como símbolo del valor cultural
Una sección especial está dedicada a los textiles, considerados más valiosos que el oro en el mundo prehispánico. Entre las piezas más destacadas está una túnica inca, elaborada entre 1400 y 1535 d.C., que pudo requerir más de mil horas de trabajo. La exposición también incluye paneles de plumas de guacamaya de la civilización wari, datados entre 600 y 900 d.C., que demuestran el uso de aves en cautiverio para la producción de objetos ceremoniales.
Un mensaje final sobre la migración
“Migrar es algo que siempre hemos hecho, migrar es algo que no dejaremos de hacer. Y gracias a ello hay cambio, evolución y creación”, concluyó Filloy Nadal. El recorrido termina con la sensación de que estar en Nueva York es, en cierta forma, continuar una historia que comenzó hace miles de años con el movimiento de los pueblos a través del continente.