Formación y raíces culturales
La reconocida artista mexicana, Graciela Iturbide, es originaria del Distrito Federal de los años cuarenta y proviene de una familia con fuertes raíces católicas. Durante su infancia, vivió en un entorno marcado por la disciplina religiosa y el silencio impuesto por las monjas en el colegio Sagrado Corazón. Aunque su deseo inicial fue ser escritora o antropóloga, su padre no lo permitió, lo que la llevó a casarse joven y formar una familia antes de enfocarse en sus estudios cinematográficos.
Encuentro con Manuel Álvarez Bravo
Durante su formación en cine, tuvo la oportunidad de conocer a Manuel Álvarez Bravo, una figura histórica de la fotografía mexicana. Iturbide se integró rápidamente a su entorno y llegó a ser su asistente, aprendiendo no solo sobre fotografía, sino también sobre literatura, ópera y la cultura popular de México. Aunque valoraba profundamente la enseñanza de Bravo, decidió en algún momento separarse de su influencia directa para desarrollar su propia voz artística.
Exploración fotográfica de México
Iturbide emprendió un viaje por las comunidades indígenas de México, enfocándose en la vida de las mujeres, los mercados, los rituales y la muerte. Su trabajo más destacado fue en Juchitán, Oaxaca, donde pasó seis años documentando la vida cotidiana de la comunidad zapoteca. Este proyecto resultó en el libro Juchitán de las mujeres, publicado en 1989 en colaboración con Elena Poniatowska. La exposición de estas fotografías en la casa de la cultura de Juchitán marcó su debut como fotógrafa independiente.
Reconocimiento internacional y premios
El talento de Iturbide trascendió las fronteras de México, llevándola a recorrer países como Cuba, Alemania Oriental, India, Madagascar, Hungría y Estados Unidos. Entre sus muchos logros, recibió el prestigioso Premio Princesa de Asturias de las Artes en 2024. La noticia le llegó en una llamada inesperada a las 4:30 de la mañana, lo que generó en ella una mezcla de alegría y sorpresa:
“Tengo algunos premios, pero este nunca me imaginé. Es un premio para la fotografía en México”.
Perspectiva crítica y reflexiones personales
Iturbide ha expresado una visión crítica hacia el colonialismo, lo que la lleva a cuestionar el simbolismo de recibir un reconocimiento otorgado por una institución monárquica europea. Sin embargo, reconoce su conexión con España a través de sus antepasados vascos y aragoneses. A pesar de su interés por retratar figuras relevantes, rechaza la idea de hacerlo con miembros de la realeza, considerándolo oportunista.
Influencia de la antropología y la vida personal
La fotografía de Iturbide está profundamente influenciada por el interés antropológico.
“Estoy fotografiando la vida de mi país”.
Esta conexión se vio reforzada por amistades con investigadores como López Austin y Matos Moctezuma. La pérdida de su hija pequeña marcó su enfoque creativo, especialmente en temas relacionados con la muerte y los rituales. En sus palabras:
“Nacimos para morirnos”.
Visión sobre el realismo mágico
A pesar de que su obra suele ser clasificada bajo términos como realismo mágico y surrealismo, Iturbide rechaza estas etiquetas. Considera que su trabajo refleja la realidad de México, no una fantasía. Al respecto, mencionó:
“No es realismo mágico, es la vida”.