Legado de un narrador visual
El reconocido fotógrafo brasileño Sebastião Ribeiro Salgado Júnior falleció este viernes (23.05.25) a los 81 años, dejando un legado artístico que transformó la fotografía documental en un medio de denuncia social y homenaje al planeta. “Escribo con una cámara, es el lenguaje que he elegido para expresarme”, declaró en alguna ocasión, definiendo su enfoque como “ensayo fotográfico”.
De la economía a la lente
Nacido el 8 de febrero de 1944 en Conceição do Capim, Brasil, Salgado cursó inicialmente derecho y economía. Durante la dictadura militar brasileña, en 1969 se estableció en París, donde desarrolló su tesis doctoral en economía. El descubrimiento de la fotografía llegó durante su trabajo para la Organización Internacional del Café en África, donde encontró en esta disciplina un vehículo para retratar la realidad socioeconómica global.
Carrera documental y proyectos humanitarios
Su trayectoria profesional comenzó oficialmente en 1973 en París, uniéndose en 1979 a la prestigiosa agencia Magnum Photos. Entre sus momentos más significativos está la cobertura del atentado contra Ronald Reagan en 1981, cuyas imágenes le permitieron financiar proyectos personales. Colaboró con organizaciones internacionales como Médicos Sin Fronteras, Unicef y Reporteros Sin Fronteras.
- 1986: Publicó “Otras Américas”, su primer libro de fotografías
- 1994: Fundó su propia agencia, Amazonas Images
- 1998: Creó el Instituto Terra, reforestando 680 hectáreas en Brasil
Estilo en blanco y negro
“Nada en el mundo es blanco y negro. Pero transformar colores en grises me permitió concentrarme en el punto de interés”, explicó sobre su elección estética. Esta técnica le dio fama mundial con proyectos como “Trabajadores: una arqueología de la era industrial” (1986-1992), que documentó a comunidades en 23 países, y “Éxodo” (1993-1999), sobre desplazamientos humanos.
Vuelta a lo natural
Tras documentar conflictos y crisis humanitarias, Salgado necesitó un descanso. “Estaba acabado”, admitió en una entrevista, refiriéndose a su experiencia en campos de refugiados ruandeses donde fallecían 12,000 personas diariamente. Regresó a Brasil y se dedicó a la recuperación ambiental de las tierras familiares, plantando 2.7 millones de árboles.
Proyecto Génesis y reconocimientos
En 2004 inició “Génesis”, su proyecto más ambicioso, lanzado en 2015, que retrató paisajes y culturas preservadas. La película “La sal de la Tierra”, co-producida por su hijo Juliano y Wim Wenders, documentó este trabajo y fue nominada al Oscar en 2015. En 2017 se convirtió en el primer brasileño en la Academia Francesa de Bellas Artes y recibió en 2018 el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes.
“Salí en busca del planeta y me encontré a mí mismo”,
Esta reflexión del fotógrafo resume su filosofía de trabajo y visión del mundo, que combinó denuncia social, respeto por las comunidades indígenas y compromiso ambiental a lo largo de su trayectoria.