El escritor chino Han Song ha logrado con sus narraciones anticipar eventos que posteriormente se han convertido en realidad. En el año 2000, escribió una novela que describía el derrumbe del World Trade Center. En 2016, imaginó un mundo convertido en un hospital gigante, con médicos que sacaban a la gente de sus casas, escenario similar al vivido durante la pandemia en China. “Pensaba que solo estaba escribiendo, pero que era imposible que ocurriera”, aseguró Han sobre su novela Hospital, donde todo el mundo se ve reducido a ser un paciente.
El horror como forma de entender el mundo
Las historias de Han son conocidas por su oscuridad, crudeza y escenas gráficas. Algunas exploran la brecha entre China y Occidente, como en The Passengers and the Creator, una historia corta en la que los chinos adoran a un dios misterioso llamado Boeing. Otras imaginan escenarios donde China se convierte en la principal superpotencia global. Sus obras suelen tomar lugares cotidianos, como trenes de metro, y los transforman en escenarios de caos, con escenas de canibalismo u orgías.
La ciencia ficción como espejo del progreso y sus sombras
Para Han, la ciencia no es el núcleo de sus historias. Lo que le interesa es cómo las personas responden al poder y a los avances tecnológicos, y cómo estos cambios alteran la sociedad. El escritor ha señalado que la ciencia ficción china se centra en explorar el dolor y las sombras del progreso. Esta visión también es personal, ya que Han ha experimentado un deterioro físico que le ha hecho cuestionar las capacidades de la medicina y la ciencia para mejorar la humanidad.
La tensión entre ficción y política en China
El gobierno chino ha promovido la ciencia ficción como símbolo de sus avances tecnológicos y su influencia global. Sin embargo, Han representa una visión más crítica, heredada de los intelectuales del siglo XX que traducían obras de Julio Verne con el objetivo de revelar las debilidades de China e impulsar reformas. “Según nuestras normas, solo hay un futuro posible. Todo está planeado: cómo será 2035, cómo será 2050, hasta llegar al socialismo máximo”, comentó Han, refiriéndose a los planes quinquenales del gobierno.
El testimonio personal de un escritor en decadencia
En los últimos años, Han ha enfocado su escritura en su propio cuerpo. En su cuenta de Weibo, con más de un millón de seguidores, comparte detalles sobre su deterioro físico, como olvidar a quién iba a ver mientras está en el metro o perder el control de su vejiga. A pesar de esto, continúa escribiendo, incluso con la ayuda de inteligencia artificial, específicamente DeepSeek, un chatbot chino que le ayuda a pulir borradores o incluso a escribir historias. “La gente siempre es así, vendiendo su cuerpo y su alma solo por un bocado”, reflexionó el escritor.
El legado de Han: una mirada oscura pero necesaria
Aunque gran parte de la obra de Han no se ha publicado en China debido a la censura, su influencia trasciende fronteras. Michael Berry, traductor de varias de sus obras, ha señalado que sus escritos permiten reconocer tanto la humanidad como la inhumanidad en el otro, explorando aspectos oscuros de la naturaleza humana. El propio Han ve el acto de escribir como una forma de dejar testimonio: “Como algún día mi memoria podría desaparecer de verdad, solo quiero escribir todo esto. Como recordatorio para mí mismo y para cualquiera que esté interesado en estudiarlo”.