El prestigiado cocinero mexicano Arturo Rivera, reconocido por la Guía Michelin en 2024, ha encontrado una nueva etapa profesional en la taquería Polo Inn, establecimiento ubicado cerca del ITAM en la Ciudad de México. Esta oportunidad surge después de su inesperada partida de El Califa de León, lugar donde trabajó durante dos décadas.
De la fama al conflicto legal
El reconocimiento internacional obtenido el año pasado transformó radicalmente su trayectoria, llevándolo a tomar decisiones que generaron controversia. Su antiguo empleador, Mario Hernández, declaró que la repentina exposición mediática lo convirtió en un “rockstar”, opinión que Rivera rechaza rotundamente: “No soy ningún rockstar. ¿Qué rockstar viajaría en Metro?“.
Tras recibir la primera estrella Michelin otorgada a un taquero, firmó un contrato con el representante Pablo Uribe Flores Chapa, quien prometió nuevas oportunidades comerciales. Sin embargo, el acuerdo resultó problemático: Rivera asegura haber aceptado términos que no comprendió completamente, enfrentando ahora amenazas legales por parte de su representante.
Un nuevo comienzo con desafíos
Actualmente, el parrillero de 57 años prepara tacos diariamente de lunes a sábado en Polo Inn, manteniendo la humildad que lo caracteriza. Aunque ha retomado su esencia culinaria, continúa buscando apoyo jurídico para resolver el conflicto contractual: “Un abogado altruista me ayudó a enviar el contrato de recesión, pero el representante lo rechazó, me insultó y me amenazó. No vivo con miedo, pero sí un poco temeroso”.
Historia de superación y perseverancia
Su trayectoria refleja una vida de esfuerzo y constancia: dejó la escuela a los siete años para apoyar a su familia, trabajando desde la venta de chicles hasta como taxista. Fue su cuñada quien le dio la oportunidad de entrar a El Califa de León, donde perfeccionó la técnica que lo llevaría al reconocimiento internacional.
“No soy ningún rockstar. ¿Qué rockstar viajaría en Metro?”
“Un abogado altruista me ayudó a enviar el contrato de recesión, pero el representante lo rechazó, me insultó y me amenazó. No vivo con miedo, pero sí un poco temeroso”