En un cruce entre avance científico y cultura popular, investigadores de la Universidad de Loughborough han fabricado un violín a escala nanométrica. La pieza, que ocupa menos espacio que un cabello humano, representa un hito en la nanotecnología aunque carece de funcionalidad musical.
De la metáfora al objeto físico
La conocida expresión “este es el violín más pequeño del mundo… y está sonando solo para ti” ha trascendido generaciones en series como M*A*S*H y Bob Esponja. Ahora, físicos han convertido esta metáfora sarcástica en una realidad tangible. Según el equipo, “el sistema de nanolitografía permite diseñar experimentos que analicen materiales de distintas maneras”, explicaron los investigadores sobre la tecnología empleada.
Proceso de fabricación con precisión extrema
El violín, de 35 micrómetros de largo, se creó mediante un dispositivo denominado NanoFrazor. Este instrumento utiliza una sonda calentada para grabar diseños con precisión nanométrica sobre una capa de resist en un chip. Posteriormente se disuelve la capa inferior y se deposita platino para revelar la figura completa.
El resultado incluye detalles como el cuerpo, cuerdas (de apenas 100 nanómetros de grosor), clavijero y efes laterales. La creación requirió tres horas de trabajo en un entorno ultra controlado, manipulado mediante brazos mecánicos desde una glovebox para evitar contaminación.
Referencias culturales en la ciencia
La elección del violín no fue casual. La frase asociada a este instrumento ha aparecido en producciones como M*A*S*H en 1978 y más recientemente en la canción “World’s Smallest Violin” de AJR, que alcanzó el puesto 91 en el Billboard Hot 100 en 2022. Aunque no se ha confirmado si estas referencias inspiraron directamente el diseño, “el guiño es evidente”, señalan los científicos.
Aplicaciones tecnológicas más allá del arte
Este proyecto no busca únicamente crear miniaturas artísticas. La tecnología empleada servirá para investigaciones en eficiencia energética y nuevos métodos de almacenamiento de datos. Proyectos liderados por investigadores como Naëmi Leo y Fasil Dejene exploran aplicaciones en computación cuántica y dispositivos de menor consumo energético.
“el sistema de nanolitografía es central en este trabajo, ya que permite el patrón preciso e integración de múltiples materiales y funcionalidades en un solo dispositivo”