La artista británica Leonora Carrington, desde su infancia, ya contaba con los elementos necesarios para convertirse en una de las figuras más importantes del arte latinoamericano del siglo XX. Su imaginación, influenciada por bosques, caballos y leyendas celtas, sería la base de su creatividad.
De Europa al surrealismo mexicano
Durante una breve estancia en París, Carrington se integró en los círculos surrealistas, rodeada de figuras como Salvador Dalí, Joan Miró y Pablo Picasso. Fue parte del grupo liderado por André Bretón, quien destacó la naturaleza surrealista de México, un país que marcaría su vida.
“Nunca tuve tiempo para ser la musa de nadie. Estaba demasiado ocupada rebelándose contra mi familia y aprendiendo a ser una artista”, afirmó en alguna ocasión. Su decisión de dedicarse al arte le costó la ruptura con su padre, pero logró convencer a su madre para estudiar en Florencia, Chelsea y la Academia de Ozenfant, donde se introdujo al surrealismo.
Refugio en la embajada y nueva vida en México
Durante la Segunda Guerra Mundial, escapó de Europa y sufrió una crisis nerviosa que la llevó al internamiento, del cual logró huir. Buscó refugio en la Embajada de México en Portugal, donde conoció al diplomático Renato Leduc, con quien llegaría al país azteca en 1942.
En México, su vida dio un giro definitivo. Allí entabló una estrecha amistad con Remedios Varo, lo que le permitió conocer a Katy y José Horna, así como al fotógrafo Chiki Weisz, con quien se casó en 1946 y tuvo dos hijos.
Legado artístico y cultural
En tierras mexicanas desarrolló una vasta obra pictórica, escultórica y literaria. Algunas de sus obras escritas incluyen “La casa del miedo: Memorias de abajo”, “La dama oval” y “El séptimo caballo”. Colaboró con Elena Poniatowska en libros como “Lilus Kikus” (1954) y “Rondas de la niña mala, y Leonora” (2008).
Entre sus proyectos más emblemáticos está el mural “El mundo mágico de los mayas”, creado en 1963 para el Museo Nacional de Antropología por encargo del gobierno mexicano. Su obra se distingue por la incorporación de elementos mágicos, místicos y misteriosos, que la diferenciaron del resto de los surrealistas.
Leonora Carrington falleció a los 94 años el 25 de mayo de 2011, dejando un legado artístico que sigue vigente en el país que adoptó como su hogar.