Retos extremos en la actuación
Para interpretar a una seductora bailarina en una cinta de culto, Salma Hayek tuvo que superar uno de sus mayores temores. La actriz veracruzana reveló que recurrió a técnicas de trance profundo para ejecutar una escena que la marcó profundamente.
El momento cumbre ocurrió durante la producción de un filme de vampiros estrenado en 1996, donde la artista mexicana encarnó a un personaje enigmático. En una secuencia que se convirtió en icónica, tuvo que interactuar físicamente con una serpiente albina de gran tamaño sin utilizar efectos digitales ni dobles.
La tensión del rodaje
“Tuve que entrar en trance”, confesó la intérprete en una aparición televisiva, describiendo el estado mental que le permitió soportar la proximidad del reptil. “Si observas mi mirada, notarás que estaba hipnotizada”, añadió sobre cómo logró mantener la compostura durante la toma.
El miedo a estos reptiles era tan intenso que estuvo a punto de abandonar el proyecto. La situación se agravó cuando supo que una reconocida cantante estadounidense podría reemplazarla si no aceptaba las condiciones del papel.
Un legado inolvidable
La entrega profesional de Hayek en esa producción la consolidó como una figura clave del cine internacional. Su capacidad para transformar el miedo en una representación visualmente impactante dejó una marca indeleble en la historia del cine, demostrando su compromiso absoluto con el arte de la interpretación.
La serpiente utilizada en la escena era completamente real, y su interacción con el animal se logró gracias a un estado de concentración extrema que le permitió desconectarse temporalmente de su fobia, logrando así una de las secuencias más recordadas de su trayectoria artística.