Enrique Lizalde, referente del cine, teatro y televisión en México, dejó una huella imborrable con su trabajo actoral y sindical, sin necesidad de recurrir a entrevistas ni a la promoción personal. Su voz característica y su rechazo a ser catalogado como galán definieron una trayectoria que abarcó cinco décadas.
Un legado familiar y artístico
Originario de la Colonia Portales, Lizalde pertenecía a una familia de artistas: hermano del escritor Eduardo Lizalde y primo del cantante Óscar Chávez. Desde niño mostró aptitudes para las artes, cultivando su talento musical en el Conservatorio y declamando poesía escrita por su padre. Su paso por la universidad en literatura fue breve, decidiendo enfocarse en las artes escénicas al considerar que “a nada le tenía tanto miedo como al fracaso“.
La voz que definía personajes
Su voz profunda y distintiva se convirtió en su marca registrada, utilizada no solo en actuación sino también en grabaciones poéticas. En telenovelas como “Esmeralda“, interpretó papeles complejos como Don Rodolfo, padre de la protagonista. Participó en más de 40 producciones televisivas, incluyendo clásicos como “El derecho de nacer”, “La usurpadora” y “Mañana es para siempre”.
Un rechazo constante a los encasillamientos
Rechazaba ser etiquetado como “galán” pese a su innegable atractivo físico, prefiriendo ser reconocido por su labor artística. “No soy un galán para soñarle…”, solía refunfuñar cuando recibía elogios por su apariencia. Su debut como primer “Juan del Diablo” en la versión televisiva de “Corazón salvaje” en 1966 marcó un hito en su carrera, aunque siempre buscó roles con mayor profundidad dramática.
Contribuciones sindicales y polémicas
Como sindicalista, formó parte del Sindicato de Actores Independientes (SAI), posición que lo enfrentó a la Asociación Nacional de Actores (ANDA) y le costó un periodo de vetos. Su única entrevista conocida fue concedida a EL UNIVERSAL en 1970, coincidiendo con el estreno de la controversial película “La buscona”, donde explicó que su personaje “confunde la pasión con el amor y viceversa“.
Despedida digna de un gran actor
Falleció el 3 de junio de 2013 a los 76 años, tras una larga enfermedad hepática. Su primo Óscar Chávez lo despidió con versos cargados de emoción: “A las aladas almas de las rosas, del almendro de nata te requiero“. Su partida ocurrió alejada de polémicas y escándalos, dejando un legado pulcro y respetado en la historia del entretenimiento nacional.
