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El trágico final de Carlos Gardel y la conmovedora historia de una admiradora que lo siguió en la muerte
El accidente que marcó la historia del tango
El emblemático cantor de tangos argentino falleció el 24 de junio de 1935 en un siniestro aéreo en Medellín, Colombia, cuando la nave en la que viajaba junto a su orquesta se estrelló durante el despegue en el aeropuerto de Las Playas, conocido actualmente como Olaya Herrera.
El testimonio del sobreviviente
Uno de los pocos testigos del suceso fue José Aguilar, quien relató en una entrevista publicada un año después en El Universal Ilustrado los aterradoros momentos previos al impacto.
“Sí, Gardel estaba sentado cerca del piloto en los primeros asientos de la cabina, y cuando gritó miré hacia él y le vi cubrirse la cara con los brazos como protegiéndola. Vi el peligro y lancé un golpe a la ventanilla con los pies para romper el vidrio. Sentí un choque terrible y el calor sofocante del incendio”
, narró.
Una admiradora que se quitó la vida
El 27 de junio de 1935, dos días después de la tragedia, se registró un conmoverte suceso en Nueva York: una joven radialista fanática de Gardel, identificada como Estelita de Elrigel, de 20 años, ingresó llorando a un hotel frecuentado por el artista. Tras ingerir veneno, fue trasladada de emergencia al hospital, pero no sobrevivió. Entre sus pertenencias se halló una desgarradora nota:
“Ahora que ya no te volveré a ver, quiero morir en este lugar en donde por última vez te vi con vida”
.
Legado de un ícono cultural
El legado de Gardel trascendió más allá de su trágica muerte. Gracias a sus 966 grabaciones, incluyendo tangos, milongas y otros géneros, se consolidó como el máximo intérprete de la música criolla. Su voz inconfundible y su estilo elegante lo convirtieron en un referente de su época.
La elegancia que marcó una época
El porte de Gardel no se limitaba a su talento musical. Sus trajes a medida, camisas impecables y sombreros tipo fedora simbolizaban una sofisticación única que lo posicionó como un ícono de la moda masculina en el siglo XX. A través de sus actuaciones en cine, llevó el tango argentino a escenarios internacionales, consolidándose como un embajador cultural.
La polémica sobre su fallecimiento
Durante semanas se especuló sobre la autenticidad de su muerte, pero Aguilar, quien sobrevivió al accidente, aclaró que
“Rumores infundados absolutamente infundados. Ya le dije que Gardel se había cubierto la cara con los brazos pues entre sus restos encontró un trozo de camisa, el correspondiente a la manga situada a la altura del codo en la parte anterior del brazo, llevaba sus iniciales”
.
Un legado inmortalizado en vinilo
En 1936, un año después de su muerte, se promocionaban los últimos trabajos del artista, destacando su presencia en cine y radio.
“La insuperable voz de Carlos Gardel, el más fiel intérprete del tango y de la canción criolla, vivirá eternamente en los surcos de los discos Víctor”
, reseñaba la publicidad de la época.