Tras ver la nueva versión de ‘Lilo y Stitch’ en cines, resulta evidente que la obra original sigue vigente. Decidí revisitar la cinta animada antes del estreno del remake, una práctica que normalmente complica mi disfrute de las nuevas adaptaciones. En este caso, la experiencia fue reveladora: la nueva propuesta de Disney logra entretener, aunque su necesidad artística resulta cuestionable.
Origen y propósito del remake
Originalmente concebida para Disney+, la película tuvo un giro inesperado al estrenarse en salas comerciales en agosto de 2024. A diferencia de ‘Vaiana 2’, que requirió transformar material televisivo en largometraje, esta adaptación no necesitó modificaciones significativas. Su principal atractivo sigue siendo el carismático Stitch, aunque hay otros elementos dignos de mención.
Humor y emoción en la adaptación
El sentido del humor, distintivo de la obra original, se mantiene presente aunque con cierta suavización. Escenas memorables como el montaje donde Nani busca empleo pierden parte de su intensidad, pero se compensa con nuevas bromas que encajan naturalmente. La versión en acción real enfatiza más lo emocional, incorporando personajes adicionales y profundizando en el crecimiento personal de Nani.
Química entre los protagonistas
El éxito del proyecto descansa principalmente en la relación entre los personajes principales.
‘Lilo y Stitch es para mí uno de los mejores remakes en acción real que ha hecho Disney’
, asegura el crítico. El casting de Maia Kealoha como Lilo se revela como un acierto fundamental, aportando espontaneidad, inocencia y ternura que sostienen la narrativa.
Balanza final del remake
A pesar de cumplir con los requisitos mínimos, el remake no logra destacar como una reinterpretación necesaria.
‘No aporta lo suficiente como para ser realmente una visión alternativa de la historia’
, concluye el análisis. La cinta se muestra demasiado comedida frente al espíritu innovador de la original, resultando funcional pero olvidable. Aunque supera a otras adaptaciones de Disney en términos de calidad, su existencia carece de justificación real.