Salud bajo los reflectores
Michelle Salas decidió abrir su corazón ante sus seguidores, compartiendo públicamente sus desafíos médicos. La reconocida personalidad digital, hija del icónico Luis Miguel, reveló durante una transmisión en Instagram que convive desde hace años con melasma, padecimiento dermatológico sin cura definitiva.
La afectación cutánea se manifiesta en manchas hiperpigmentadas que aparecen principalmente en zonas expuestas al sol. “Desde hace un par de años me empezaron a salir manchas de sol y, la verdad, ha sido superfrustrante porque no es algo que se quite por completo”, confesó la artista.
Tratamiento multidisciplinario
Además del padecimiento dermatológico, la influencer detalló otro problema físico que enfrenta: una contractura muscular crónica en la región del trapecio. Para combatir el dolor constante asociado a esta condición, su especialista le sugirió un tratamiento inyectable con toxina botulínica, aplicado específicamente en la zona afectada.
“Me recomendó ponerme bótox en el trapecio (que siempre tengo tenso y contracturado) para relajar el músculo y evitar que el nervio se enganche, como me pasa seguido”, explicó la modelo, aclarando que el propósito terapéutico difería del uso cosmético habitual de esta sustancia.
Impacto emocional y manejo integral
El melasma, condición que se intensifica con la radiación solar y fluctuaciones hormonales, representa un desafío estético y psicológico para quienes lo experimentan. “Sí se puede mantener bajo control con constancia y el tratamiento adecuado”, afirmó Salas, destacando la importancia de la disciplina médica.
La modelo, conocida por su transparencia en redes sociales, ha decidido visibilizar aspectos menos glamurosos de su vida pública, enfocándose actualmente en mantener un equilibrio entre su salud física y mental mediante terapias continuas.