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Producción de Popeye estuvo envuelta en excesos y uso de drogas durante filmación en Malta

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Detrás de cámaras: un set bajo influencia de cocaína

El ambiente de filmación de la película infantil Popeye (1980), protagonizada por Robin Williams y Shelley Duvall, estuvo marcado por el consumo generalizado de cocaína y la falta de control, revelan testimonios de la época. Lo que aparentaba ser un proyecto familiar y colorido, ocultaba una realidad llena de excesos y adicciones.

Según declaraciones de Barry Diller, ex directivo de Paramount Pictures, durante el rodaje en Malta, la droga estaba “por todas partes”. La situación era tan desbordada que incluso las latas que transportaban las cintas de la película eran aprovechadas para mover cocaína entre el set y Los Ángeles.

Impacto en el resultado final

El entorno tóxico afectó directamente el proceso creativo. Diller describió que la producción se comportaba como “una película que se reproduce a 78 RPM”, comparando su ritmo acelerado con la velocidad anormal de los discos de vinilo.

Van Dyke Parks, encargado de la banda sonora, recordó cómo encontró cocaína en un walkie-talkie: “No recuerdo cuánta había ni a quién se la di”, admitió, reconociendo que el hallazgo “influiría en el comportamiento de la gente y en las dificultades de la producción”. El productor Robert Evans, conocido por El Padrino y Chinatown, fue arrestado por tráfico de drogas durante la postproducción del filme.

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Robin Williams y su lucha contra las adicciones

El protagonista Robin Williams atravesaba una etapa complicada por su consumo de cocaína y alcohol, según relatos de su biógrafo Dave Itzkoff. “No había dormido en toda la noche. Aspiraba coca y, si aspirás coca, para bajar de peso bebés alcohol”, contó el autor del libro Robin.

El fallecimiento de su amigo John Belushi en 1982 por sobredosis marcó un punto de inflexión: “Su muerte asustó a todo un grupo de gente del mundo del espectáculo y provocó un gran éxodo de las drogas. Y a mí me llegó el bebé. Sabía que no podía ser padre y llevar ese tipo de vida”, confesó Williams años después.

Un legado oscuro en la historia del cine

Popeye se convirtió en un ejemplo del doble estándar de Hollywood en los años 80, donde el esplendor de los proyectos podía coexistir con la descontrolada vida de sus protagonistas. Las revelaciones recientes sobre el set reabren el debate sobre cómo la industria gestionaba (y encubría) los comportamientos adictivos de sus figuras más destacadas.

“Bob ‘Cocaine’ Evans es como seré conocido hasta la tumba”

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