En 1994, Bill Gates realizó una adquisición que llamaría la atención mundial al pagar 30.8 millones de dólares por el Códice Leicester, un cuaderno manuscrito de Leonardo da Vinci. A diferencia de lo que muchos esperaban, su intención no era ocultar esta pieza histórica en una colección privada.
De la colección exclusiva a la accesibilidad digital
El manuscrito, que contiene 36 hojas de 29 x 22 cm, reúne observaciones científicas avanzadas para su época, escritas con la peculiar caligrafía invertida del maestro renacentista. Entre sus anotaciones se encuentran preguntas sobre fósiles marinos en las montañas y el comportamiento de la luz lunar. Tres años después de su adquisición, Gates tomó una medida inusual: digitalizó el documento en alta resolución.
El verdadero giro sorpresivo ocurrió cuando introdujo fragmentos del manuscrito en el paquete Microsoft Plus! para Windows 95, convirtiendo los dibujos de Da Vinci en salvapantallas accesibles para millones de usuarios. Este movimiento fusionó arte y tecnología de una manera novedosa, transformando una obra considerada intocable en un elemento cotidiano.
Un legado difundido globalmente
El proyecto se expandió con versiones posteriores de Windows y alcanzó su punto culminante en 1997 con un CD-ROM producido por Corbis, empresa del propio Gates, titulado Leonardo da Vinci. Aunque el Códice Leicester sigue siendo el único manuscrito del artista en propiedad privada, su difusión ha sido amplia. Ha viajado por ciudades como Florencia, Tokio, Dublín y Phoenix, atrayendo a grandes multitudes.
Actualmente, el manuscrito está expuesto en el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe de Valencia hasta abril de 2026, como parte de la exposición Leonardo da Vinci. 500 años de genio. La visión de Gates logró que una obra valorada en millones cumpliera un propósito insólito: acercar el pensamiento del genio italiano al público contemporáneo.
